27 de diciembre de 2011

Explorar el presente, diseñar el futuro, ser creador de tú destino


Cuando un año termina y otro se inicia se despierta en la conciencia de muchas personas un deseo de renovación y cambio. Surge el pensamiento de hacer una limpieza de las cosas viejas que guardamos en los armarios de nuestras vidas e introducir alguna novedad, algún cambio positivo que nos lleve a un estado de mayor bienestar y felicidad. En este artículo voy a  exponer  de una forma sencilla y clara un método para que esos nuevos propósitos que hacemos al empezar el año no se diluyan al cabo de poco tiempo y acaben en el baúl de los olvidos.
Lo primero que nos tenemos que preguntar es si tenemos el verdadero deseo de salir de nuestra área de comodidad y plantearnos nuevos retos de aprendizaje y desarrollo personal. Lo hermoso y arriesgado de la vida moderna es que tenemos que seguir avanzando en la dirección que nos hayamos propuesto, o de lo contrario serán los demás quienes nos moverán en la suya. Si no sabemos lo que queremos es probable que acabemos haciendo lo que otros quieren que hagamos.
“Un objetivo es un sueño con piernas”. ¿Qué significa esto? Los objetivos nos hacen avanzar. Es básicamente el estado o el resultado deseado por una persona. Es la respuesta a la pregunta: ¿Qué es lo que quiero? El poder de la definición de objetivos reside en que fija nuestra atención y centra los pensamientos.
Cuando nos marcamos un objetivo, este tiene que ser valioso, debe expresar nuestros valores más profundos, de lo contrario no desarrollaremos la motivación necesaria para alcanzarlo.
Un objetivo puede considerarse bien formulado cuando cumple las siguientes condiciones:

1.      Debe ser expresado en términos positivos
Todo objetivo-resultado debería ser formulado en positivo, describiendo lo que queremos en lugar de lo que no queremos o deseamos evitar. Por ejemplo, en lugar de decir: “No quiero sentir de nuevo ansiedad”, “No quiero enfadarme con mis compañeros de trabajo”, sería mucho más aconsejable pensar en lo que queremos, ya bien sea sentirse más relajado y tranquilo o bien desarrollar comprensión y empatía hacia los demás.
Preguntas a formularse: ¿Qué es lo que exactamente quiero? ¿Qué supondrá para mí ese objetivo?

2.      Tiene que ser concreto
En algunos casos eso resulta fácil, por ejemplo quiero ganar dos mil euros al mes, quiero cambiar de coche, etc. Pero con los objetivos abstractos o intangibles requiere un poco más de esfuerzo. No resulta fácil ser más concreto cuando decimos que queremos incrementar nuestra autoestima o mejorar una relación. En estos casos lo mejor es ser específico en relación con las pruebas que nos permitirán saber que hemos logrado el objetivo.  Por ejemplo, si el objetivo-resultado es tener más autoestima, podemos decir que eso significará que no me afectaré por la opinión que otros tengan de mí, incluso si me critican o insultan.
Pregunta a formularse: ¿Qué veremos oiremos o sentiremos cuando alcancemos el objetivo?
También debería concretarse la temporización del objetivo: ¿Cuándo vamos a tardar en conseguir ese objetivo?; ¿Cuándo lo queremos alcanzar?

3.      Con evidencia de proceso
Será importante definir de antemano las pruebas que nos permitirán saber que estamos bien orientados y cuando hemos alcanzado el objetivo. Para ello necesitaremos feed-back constante. Por ejemplo para un profesor el feed-back será la calidad de la sintonía que establece con sus alumnos, las pequeñas señales que percibe de que los alumnos tienen interés, se esfuerzan y aprenden.
Preguntas a formularse: ¿Cómo mediremos nuestro progreso hacia el objetivo? ¿Cómo sabremos que lo hemos alcanzado? ¿Cómo sabrás que estás en buen camino hacia el objetivo?

4.      Abundante en recursos
Hay dos tipos de recursos; los disponibles y los adicionales. Los primeros son aquellos que ya tenemos al alcance ahora. Los segundos son los que debemos implementar, desarrollar, aprender o incorporar, pues no están aquí todavía.
Los recursos pueden ser objetos, personas, tiempo o cualidades personales.
Preguntas a formularse: ¿Qué recursos vamos a necesitar para alcanzar ese objetivo? ¿Dónde encontraremos los recursos que necesitamos?

5.      Ecológico
Ecología quiere decir que para cualquier objetivo que consigamos deberemos pagar cierto precio. “Tengo pareja, pero ahora tengo que negociar con ella que película vamos a ver”.
Ganar implica siempre renunciar a algo, luego conseguir el estado deseado me va a costar cierta inversión.
Preguntas a formularse: ¿Cuáles son las consecuencias para otras personas? ¿Cuál es el coste en tiempo, dinero y oportunidad? ¿A que podrías tener que renunciar?

6.      Auto-responsabilizado
Significa ser proactivo. Este principio es de aplicación al viaje, no al destino final. Para alcanzar eres tú quien tiene que actuar, no otra persona. Por lo tanto deberemos dejar de lado cualquier otro objetivo que solo dependa de otras personas.
Preguntas a formularse: ¿hasta qué punto controlas ese objetivo? ¿Qué harás para alcanzar ese objetivo?

7.      Realista y con un tamaño adecuado

 8.      Preparar un plan de acción
Eso es lo que convierte un sueño en un objetivo. Cuando definimos los pasos hacia nuestros objetivos, le estamos poniendo piernas a  nuestro sueño. El plan de acción fracciona el objetivo en pasos más pequeños, haciéndolo más manejable.
Para definir el plan de acción y llevarlo a la práctica necesitamos conocer nuestros valores.

¿Qué son los valores?
Los valores son las cosas que más cuidamos en la vida, aquello que realmente es importante para nosotros. Son el centro de lo que somos, auténticos motivadores y la base de nuestra visión y decisiones.
Los valores son estados mentales y principios de acción. Por lo general son abstractos, como por ejemplo la libertad, honestidad, respeto, amor, seguridad, amistad, etc.
Preguntas a formularse: ¿Qué es para ti importante en relación con…? ¿Qué es lo que te importa a ti en esto?


  “No basta con dar pasos que han de conducir un día a una meta; cada paso debe ser en sí mismo una meta que al mismo tiempo nos hace avanzar.
                                                                                                                            Goethe            

29 de septiembre de 2011

Estabilidad personal en tiempos de crisis



En estos tiempos en que la inestabilidad profesional y personal parece que se ha instalado definitivamente en nuestras vidas, constatamos la aparición en nosotros mismos y en los demás de todo un conjunto de sentimientos y emociones que de dejar que nos introduzcan en una espiral de desencanto y pesimismo pueden llegar a paralizarnos en nuestro quehacer diario a la vez que influir de manera negativa en nuestros proyectos futuros.

Hoy más que nunca es importante buscar y mantener  una actitud flexible y positiva ante los inconvenientes que se nos presentan, a la vez que hemos de intentar buscar aquellas pequeñas estrategias que pueden mejorar nuestro entorno cotidiano sin olvidar que  cada uno de nosotros a contribuido de alguna forma u otra  a crear la realidad en la que vivimos  en la actualidad, porque juntos hemos creado el consumismo y el materialismo de la sociedad de nuestros días.

El Paradigma materialista en el que vivimos la mayoría de seres humanos en nuestra civilización, está basado en seguir tomando y consumiendo de la sociedad y de la naturaleza, sin pensar que  nuestra relación con el entorno debería estar basada, como en toda relación de carácter positivo, en un dar y recibir. Se cae con demasiada facilidad en el “yo necesito”, y por tanto solo se piensa en tomar, y satisfacer nuestras necesidades y las de aquellos más cercanos. Este paradigma se basa en el principio “sigue tomando de lo que hay ahí fuera, y no pienses en el mañana”. Continuar teniendo como base esta manera de ser y actuar tan solo conseguiremos consumir hasta su finiquitad los recursos sociales y naturales de que disponemos.

Otro paradigma es posible, el llamado espiritual que nos dice que en nuestro interior hay muchos recursos, y si aprendemos a ser conscientes de ellos ya no va a ser tan necesario seguir  tomando del exterior. El paradigma espiritual nos dice: “empieza a trabajar desde tu interior”. En la medida que voy conociendo en profundidad mi identidad espiritual, puedo conocer la verdad y los valores que hay en mi interior y como consecuencia directa tendré más confianza en mi mismo, mejorar mi autoestima y me sentiré más estable en todos los aspectos de la vida.

Hemos de aceptar que una de las leyes de la naturaleza es que todo cambia constantemente y que estos cambios son necesarios. Mi cuerpo cambia cada dia que pasa, mis relaciones también, y la calidad de mis circunstancias no permanecen siempre igual, sin embargo, en mi ser interior puedo encontrar un punto de estabilidad que me permita afrontar y asumir estos cambios con el menor gasto emocional y personal posible. En todo huracán, hay un punto en el centro de la tormenta donde se está a salvo. Ese es un espacio de calma que simboliza el aprender a ir hacia el interior cuando los vientos de las circunstancias y situaciones soplan con mucha fuerza. Ese centro de estabilidad interno es un punto de calma que nos permite descubrir la paz y la armonía que hay en todos nosotros. El primer paso si quiero conseguir estabilidad en la vida es dedicar un tiempo para mi mismo, para conocerme mejor y descubrir esas potencialidades y recursos internos de que todos disponemos. El camino del crecimiento personal nos dice ”conócete a ti mismo”. Conocernos en dos direcciones, por un lado conocer y aceptar nuestra belleza y bondad que son el potencial más elevado que hay en mi ser; pero al mismo tiempo conocer y aceptar nuestras debilidades e imperfecciones para así intentar mejorar. Cuando se sabe quien se es, podemos fortalecer nuestra positividad y reducir la negatividad. El silencio interior y la práctica de la meditación nos ayudan a reencontrar un espacio en nuestra mente y recuperar la paz que nos permite conectamos con nuestra esencia espiritual. 

19 de septiembre de 2011

Valores en la Educación





Viendo el estado actual de nuestra sociedad en la cual dominan unos valores cada día más materialistas, a buen seguro que más de uno se planteará las siguientes preguntas; ¿está evolucionando nuestra sociedad en el plano ético y espiritual al mismo ritmo que lo está haciendo la ciencia y la tecnólogia? ¿Hacia que futuro se está encaminando nuestro mundo?; ¿Es el hombre bueno por naturaleza, o bien como decia el filósofo Hobbes, el hombre es un lobo para el hombre?
Considero esencial el tratamiento de éste aspecto, ya que si decimos que el ser humano tiene como naturaleza intrinseca una serie de rasgos negativos, como la ira, la agresividad, el egoismo, etc., entonces no creyendo en la naturaleza intrinsecamente buena y pacífica del ser humano, nos será realmente dificil concebir que pueda existir una sociedad en la que no hayan guerras, desigualdades, odios, competición, etc., ya que si consideramos esos rasgos de violencia o egoismo como inherentes a la naturaleza humana, la conclusión a la que llegaremos será que es inevitable que existan esos conflictos entre los pueblos y las naciones.
Por otro lado, sería posible concebir una sociedad pacífica si aceptamos como válido el planteamiento de que el ser humano es bueno y pacífico por naturaleza, y que es el entorno hostil en el que crece y se desarrolla el que le puede influir negativamente y crear unos rasgos violentos o agresivos en su personalidad. Así por ejemplo, si un niño recibe un amor incondicional de sus padres en su infancia, es muy problable que habiendo desarrollado su lado afectivo durante esos primeros años de su vida, en el futuro eso ayudará a que su naturaleza sea más sociable, amistosa y pacífica que la de otros niños que hayan crecido en ambientes faltos de ese amor que es tan esencial durante los primeros años de su vida para el buen desarrollo de su autoestima. Hoy en día son muchos los  psícologos que coinciden en afirmar que los siete primeros años de la vida de un niño son de gran importancia a la hora de configurar su futura personalidad y su equilibrio emocional y afectivo.
Por ello son de gran importancia los valores que se le transmitan al menor en esa edad, ya que los valores son como el corazón de nuestra personalidad, y lo que determinan aquello que es lo más importante para nosotros en esta vida, motivando nuestras decisiones y comportamiento y en definitiva, marcan el rumbo que adoptamos en nuestra vida.
Hoy en día, vivimos en una cultura que valora más el hacer, tener y aparentar que no el ser (ser una persona integra, educada o humilde es algo que muchas veces la gente no valora en su justa medida), y en donde los valores más materialistas (posesividad, competitividad, acumulación de bienes o dinero, etc,) se aprecian más que los espirituales (altruismo, solidaridad, generosidad, etc.). Entonces lo que ocurre es que si los valores que son más importantes para la mayoria de la sociedad son los materiales y además son los que constantemente se están fomentando en los medios de comunicación, la escuela, etc., eso no llevará irremediablemente a que su influencia se esparza a todos los ámbitos de nuestra sociedad, influyendo desde los más jovenes a los más mayores y creando un tipo de cultura que solo busca el enriquecimiento rápido, la acumulación de riqueza, el culto a la apariencia física y el placer de los sentidos.
Sin embargo, parece cada vez más evidente que todas las posesiones materiales y las riquezas físicas no proporcionan una verdadera felicidad, si su utilización y disfrute no va acompañado de una sólida formación ética y espirtual. Y eso viene demostrado por elevado número de personas  que día a día están buscando el restablecimiento de unos principios éticos y espirituales que gobiernen la conducta del ser humano. De ello parecen incluso estar tomando conciencia los diferentes gobiernos de las naciones, quienes se están dando cuenta que  es a través de la educación como más se puede influir en restablecer unos valores positivos. Prueba evidente de lo que decimos es la reciente Reforma Educativa habida en nuestro pais, la cual concede una importancia mucho mayor al area de los ejes transversales, en la cual está incluida la educación en valores.

EDUCAR PARA LA VIDA

Cuando decimos educar en valores, ¿a qué valores nos referimos?; ¿Existen unos principios o valores que pudieramos llamar universales e inmutables, que trasciendan a la variedad de culturas, nacionalidades y religiones existentes en el mundo?
Todo ser humano posee unos valores innatos que se expresan de forma diferente de acuerdo a la identidad individual de cada uno. Luego las personas intregradas en grupos sociales también mainfiestan unos valores comunes (de acuerdo a unas mismas mismas pautas culturales). Así pues, podemos observar como cada pais y nación expresan una serie de valores, los cuales se han creado por algo que ha sido común en los integrantes de esa nación.
Sin embargo, lo que sucede hoy en día es que nos hemos desconectado de la fuente de la que vienen esos valores, y entonces esos valores no se viven, y eso es como trabajar en la oscuridad. Por tanto si ahora queremos despertar de nuevo nuestros valores debemos de regresar a la fuente, es decir hacia nosotros mismos. Cada uno de nosotros tiene tiene esos valores en si mismo, y si experimentamos con ellos podremos saber lo que son y los viviremos. Si queremos entender los valores debemos comprender que ha llegado el momento de entendernos en primer lugar a nosotros mismos.
Así pues, los valores dan una dirección a una sociedad y también dan un sentimiento  de identidad. Hay diferentes tipos de valores: personales, sociales y espirituales. Los valores personales y sociales vienen determinados por el entorno social, religioso, cultural e ideólogico en el que hemos nacido y nos hemos educado.Pero los valores espirituales como la tolerancia, el amor, la paz, el respeto, etc. vienen de lo que llamamos principios de la vida, que son leyes eternas e inmutables, que rigen en todo el Universo.
Estos principios de la vida lo podemos encontrar en el interior de cada ser humano y están motivando nuestras acciones y decisiones a cada momento. Para mantener vivos esos valores primero que todo hemos de revisar nuestro comportamiento, e incluso antes que eso poner atención a hablar y pensar correctamente, ya que los pensamientos son la semilla de nuestras acciones.
En latín, educación significa “educere”, que quiere decir hacer emerger, sacar lo mejor del interior hacia afuera a través del conocimiento espiritual y el silencio. Sabiduria y silencio, estas son las dos alas del aprendizaje y con ellas podemos volar muy alto.

El silencio lo podemos practicar de tres formas:
1) Reflexión: que es pensar en profundidad. Cuanto más a lo profundo de una idea voy, más puedo obtener una mejor comprensión  de la misma y mejor decisiones podré tomar.
2) Concentración: Viene de la reflexión, y viene cuando empiezo a permanecer estabilizado en un pensamiento o una idea, obteniendo finalmente una experiencia.
3) Quietud: El silencio es quietud, que quiere decir un foco puro, una atención pura, la mente no crea pensamientos. No solo está concentrada sino que también está experimentando.
Para alcanzar esa experiencia de silencio que me lleve a hacer emerger esos valores innatos, en primer lugar necesito tener un conocimento apropiado acerca de la verdadera naturaleza de mi ser, mi verdadera identidad, que es la de un ser espiritual. Nosotros no somos seres humanos que que estamos buscando tener una experiencia de lo divino, sino que somos seres espirituales que estamos teniendo una experiencia en el mundo humano.
Redescubriendo esa identidad espiritual a través de la reflexión y la meditación, podemos elevarnos de nuevo a una conciencia más libre y ilimitada, lo cual puede ser un camino para la transformación de todo el pesar y sufrimiento que parte de nuestro mundo está experimentando en la actualidad. Es en la transformación de cada uno de nosotros es donde se encuentra la clave para convertir nuestro planeta en un lugar más pacífico, libre, justo y armonioso.

8 de septiembre de 2011

Liberarse de las dependencias

¿Cómo surgen las dependencias y los hábitos? 

En nuestro viaje por la vida, el ser es como el agua de un río, al principio es limpia y cristalina y a lo largo de su curso va acumulando alguna impureza y suciedad. En el transcurrir de nuestra vida vamos siendo influidos por  ciertas rutinas y  comportamientos, aprendizajes,  los copiamos, los repetimos, lo vamos incorporando en nuestras rutinas y se van haciendo naturales. Finalmente y con el tiempo pasan a formar parte de nuestra personalidad, unos son positivos y beneficiosos otros dañinos y perjudiciales.
Podríamos cambiar la palabra dependencia por hábito. Ya sean buenos o malos, todos dependemos de los hábitos. Las dependencias o los hábitos son como un loro, que repite aquello que le enseñas. Se forman a través de la repetición de los pensamientos, palabras y acciones.
 Un hábito es como un piloto automático. Es una forma de funcionar mecánica que nosotros mismos creamos para simplificar y facilitar nuestras vidas. Los seres humanos somos por naturaleza seres de hábitos. Cualquier cosa que hacemos si nos resulta placentero tendremos la tendencia a repetirlo, y si ese hábito es útil para nosotros lo mantendremos.

¿Qué tipo de hábitos desarrollamos? 

Podríamos clasificarlos en 4 grupos:

-         Hábitos Físicos: son  hábitos corporales, por ej. la forma que nos sentamos, como comemos, nos movemos o caminamos. Son hábitos visibles externamente.
-         Hábitos mentales: La forma en que pensamos. Patrones de pensamiento que hemos ido adquiriendo con el tiempo. Hay personas que crean una dependencia del pensamiento negativo. Ej. de hábitos mentales: ser dubitativos, supersticiosos, desconfiados. Por el contrario hábitos mentales positivos serian tener fe, coraje determinación, paciencia.
-         Hábitos emocionales: Por ej. tener celos, malhumorarse, ser muy sensibles, apegarse a las personas y depender de ellas, etc. Otras emociones surgen del ego: mi idea, mi plan, me tienen que escuchar,   me tienen que respetar, etc..Los hábitos emocionales positivos serian el ser pacíficos, tolerantes, empáticos, alegres, etc..
-         Hábitos dañinos: algunas personas no pueden vivir sin herir a otros, cotillear, robar, mentir, manipular. Dependen de tales hábitos en sus interacciones diarias.
  
 ¿Cómo se crea la dependencia?

1ª)  Algo atrae tu atención (vestido, coche, persona, objeto, sustancia…)
2º) Surge la atracción (puede ser por la influencia de la compañía de otros), quiero eso, lo necesito, quiero probarlo…..
3º) Surge el apego; que es lo mismo que decir identificación. Tomas alguna clase de placer o satisfacción cuando lo consigues. Piensas que es tuyo, que tienes un derecho en tenerlo y usarlo, te vuelves posesivo. Lo quieres solo para ti y entonces surge la  dependencia, no puedes vivir sin ello.
4º) Si sigues tomando placer del objeto, situación o la persona, eso cada vez vendrá con más frecuencia  a tu mente, tendrás una mayor necesidad de verlo y tenerlo y puede que incluso te vuelvas adicto a ello. Empezarás a pensar de forma obsesiva acerca de esa persona, objeto o sustancia de la que tomas placer.
5º) Con la adicción surge la dependencia. Entonces aparece el miedo, que puede ser debido a que no consigues aquello a lo que estas adicto o porque temes perderlo.
6º) Te conviertes en el esclavo. Tendrás que pagar un precio por haberte apegado, en la forma de dolor o sufrimiento. Finalmente tendrás que soltarlo y eso puede que te lleve bastante tiempo, sobre todo el conseguirlo a nivel mental y emocional.



- Métodos para liberase de los hábitos perjudiciales y crear otros más beneficiosos:

 1)    Cuando queremos dejar un hábito/dependencia que consideremos perjudicial,  podemos intentar sustituirlo por otra cosa menos nociva, por ej. el azúcar por la fructosa, el café por el té o descafeinado.
2)    Debemos encontrar una motivación para dejar los viejos hábitos. Pensar en el beneficio que obtendrás cuando dejes eso. Pensar en las ventajas y ganancias te motivará.
3)    Se amable y considerado hacia tu propio ser y trátate con amor y respeto. No te enfades contigo mismo si en algún momento tienes una pequeña recaída. Levántate y vuelve a intentarlo.
4)    Trabajar siempre de forma positiva en lugar de centrarse en la debilidad o el defecto.  Por ej. si quieres eliminar tú ego, trabajar la humildad, para dejar la ira practica el permanecer más pacífico internamente. Para vencer la avaricia aprender a ser generoso y a donar y compartir.
5)    Utiliza tu poder interior y combínalo con las cualidades de la fe, la paciencia, la constancia y la determinación.
6)    Para dejar de ser dependientes de las personas,  en lugar de  impresionarte o compararte con ellas al ver sus talentos y cualidades, aprende  a hacerlas tuyas y usarlas en tu propio beneficio. También esfuérzate en apreciar tu propia belleza interior, de esta forma no te verás influido o serás dependiente de las cualidades o talentos de los demás, ya que tu autoestima será más sólida  y estable.
7)    Superar cualquier dependencia o adicción requiere desarrollar un elevado poder mental y  equilibrio emocional. Con la práctica de la meditación puedes desarrollar más auto-control sobre la mente y los órganos de los sentidos. De esta forma podrás transformar ciertas actitudes negativas que te ocasionan problemas como por ejemplo la ira, los celos o el apego.


Al cambiar nuestra actitud, nos hacemos más generosos, pacientes y tolerantes  y a la vez desarrollamos una visión más positiva de los demás y la vida.

28 de julio de 2011

Mejorar la calidad de nuestras relaciones


¿Qué entendemos por una relación exitosa?

Por supuesto podría darse diferentes respuestas dependiendo del tipo de relación que hablemos, pero en términos generales, seria aquella en la cual hay unos claros sentimientos de amor y respeto entre las partes implicadas. En otras palabras, el éxito seria el resultado  de la interacción basada en unos valores intrínsecos de las personas, lo cual nos lleva a compartir unas cualidades positivas.
Por tanto, un aspecto básico para mantener unas relaciones satisfactorias es asegurarnos que estamos en contacto con nuestros valores espirituales en todas nuestras interacciones. La paz es la piedra angular de estos valores, ya que la paz interior nos permite tener una actitud de confianza, apertura y seguridad en nosotros mismos y para con los demás.
También es necesario para unas  relaciones de calidad tanto a nivel familiar como profesional u otros entornos sociales,  que permanezcamos en armonía y equilibrio, lo cual es una consecuencia natural  de tener sentimientos de auto-respeto. El respeto y amor hacia nosotros mismos es la base de nuestra positividad y estado de armonía interior.
  
¿Cuál son mis intenciones en mis relaciones?

Es importante observar la motivación o intención que tengo en mis relaciones. Aunque sea a un nivel subconsciente, si lo que me mueve en la relación es crear o mantener una relación de dependencia, más tarde o temprano surgirán tensiones. Eso es debido a que por naturaleza, la dependencia es egoísta. Es una  condición psicológica que surge de la necesidad de ser amado. Sin embargo, el amor solo puede ser experimentado si tenemos la naturaleza de darlo. El amor verdadero no puede ser experimentado pidiéndolo o exigiéndolo. Por ello es esencial que, si queremos que una relación sea duradera, nuestro objetivo sea de dar y compartir y no el tomar o esperar.
Otro aspecto para mantener relaciones armoniosas es el aceptar la responsabilidad personal por la calidad de nuestras relaciones. Si solo nos quejamos acerca de cómo son los demás, de lo que hacen, lo deberían  hacer o deberían dejar de hacer, solo contribuimos a aumentar la negatividad, y finalmente la relación de deteriora y destruye.
Una relación solo puede mantenerse cuando cada persona acepta la responsabilidad de si mismo y de contribuir en la medida de sus posibilidades al éxito de la relación.

La importancia del respeto en nuestra interacción  con los demás.

El respeto es un valor esencial en las relaciones humanas. De una forma simple podríamos definir el respeto como el ser capaces de apreciar a los demás, reconocer sus talentos, sus esfuerzos, sus cualidades. Eso incluiría el aspecto de dar consideración, es decir, tomar en seria la existencia del otro. Lo que otros creen, valora o siente es importante, aunque sea diferente de mis creencias o valores. Cuando damos respeto y consideración a los demás creamos amistad y armonía, y les permitimos que crezcan emocionalmente. El respeto hacia otra persona se pierde cuando dejamos de apreciar sus cualidades y aspectos positivos y nos empezamos a enfocar en sus errores, defectos y debilidades.
 Si una relación es importante para nosotros, miraremos de hacer el esfuerzo para conectar con los valores esenciales de la otra persona. Cuando entendemos lo que es importante para el otro, sabremos  como tratarle, lo que debemos procurar no hacer, sabremos como estar y compartir con los demás.

El problema de las expectativas

Las expectativas acerca de los demás suelen ser la mayor fuente de pensamientos negativos que tenemos en las relaciones humanas. Si a menudo esperamos que la gente se comporte de una cierta forma, que nos hablen o traten de una forma en particular, entonces cuando no lo hagan nos trastornaremos y tendremos pensamientos y sentimientos negativos hacia ellos. Por tanto es importante desarrollar una actitud de aceptación sobre como deciden ser y actuar las demás personas con quien interactuamos, ya que así podremos permanecen en paz con nosotros mismos y podremos ser más objetivos al tratar con ellas y las situaciones.
Las expectativas están a menudo conectadas a los apegos y las dependencias. Si estamos apegados a una persona esperaremos más de ella que de cualquier extraño.

Armonía en las relaciones y comunicación efectiva

Uno de los factores principales para conseguir armonía en las relaciones es tener una buena comunicación. Si la comunicación se quiebra la relación sufre. ¿Cuál es la principal razón del deterioro de la comunicación entre las personas? El ego  es lo que más nos bloquea y crea más barreras y distorsiones en nuestra relación con los demás. Si quiero armonizar mi relación, ya sea en el hogar, en el trabajo o la vida social, tengo que participar en la comunicación a través de la escucha activa. La comunicación no significa solamente hablar. Escuchar es el 80 % de la comunicación. Si queremos transformar el ego necesitamos utilizar la armadura de la humildad, lo cual nos permitirá abrirnos a una comunicación clara y sincera con los demás.
La escucha activa y una actitud humilde transmite confianza a la otra persona, lo cual permite generar una actitud de dialogo y apertura.
Otro ingrediente que  crea armonía en la relación es la honestidad. Tenemos que tener una comunicación abierta y honesta.

Las cuatro actitudes para crear armonía en las relaciones:
 1)     El poder de escuchar: oír es diferente de escuchar. Oír es fisiológico, escuchar es psicológico. Tenemos que aprender a escuchar, no tan solo oír.
2) Estar disponible. Si siempre nos mostramos como alguien muy ocupado las personas sentirán que no estoy disponible y recurrirán a un  tercero. Es importante dar prioridad a crear un tiempo de calidad para las personas con quien interactúo a diario.
3) Tolerar: Es una forma de fortaleza, de poder interno. Saber aceptar tanto lo positivo como lo negativo y responder siempre con madurez y ecuanimidad. No ser afectado ni por la alabanza ni por la difamación. Es ser positivo con aquellos que son negativos conmigo. Tolerancia no es aguantar y callar, tolerancia es aceptar y comprender.
4) Adaptación: Significa tener una naturaleza fácil y flexible. Tener capacidad de amoldarse. Es el poder de estar por encima de los roces con los demás y adaptarse a lo que la situación requiere. Saber fluir según la escena en la que te encuentres, no tener expectativas ni  ser rígido.
  
El triangulo divino de la armonía: El ser, la verdad, la vida.
 Podríamos describir la armonía a través del modelo de los tres puntos; uno representa el ser, el otro representa a las demás personas que hay en tu vida. La causa más frecuente de falta de armonía es tener una relación conflictiva entre el ser y los demás. Al tercer punto lo llamamos la Verdad, lo Divino, “Aquel o aquello que trae beneficio a todos”. La armonía se genera cuando el individuo se enfoca en la dirección correcta. Estos tres puntos están constantemente interconectados. Existe una conexión permanente entre lo divino y la vida. Por tanto, en lugar de concentrarnos que podemos tomar de la vida y los demás, seria más adecuado primero enfocarse en comprender mi verdad interior. Así podré después conectar con el Divino, y el Divino siempre permanece conectado a la vida. Se activa la llamada ley de la sincronicidad. Todo lo que necesite de la vida vendrá a mí de forma natural.


21 de julio de 2011

Sin prisa pero sin pausa. "Tener el norte claro"


Las tortugas marinas  tienen un gran sentido de la orientación, no importa donde se encuentren, incluso si están en la otra punta del océano, de alguna manera se las arreglan para regresar a su hábitat. Las hembras realizan miles de kilómetros para desovar en las mismas playas donde nacieron, realizando su primer viaje al cabo de varios años.

¿Qué nos enseña esta experiencia?

-La tortuga funciona a su ritmo: sin prisa pero sin pausa. Lo importante es realizar bien su tarea.
- Tiene claro el norte: es fiel y cumple con el plan propuesto
- Tiene perseverancia y constancia. Es fundamental usar todos los medios a tu alcance y no desanimarse y claudicar ante las adversidades. Los obstáculos vienen para hacerte más fuerte.
- Compromiso con su especie: si cada ejemplar no tuviera presente su misión y responsabilidad con los demás y dejara de realizar su labor, más tarde o temprano desperecerían todos.
- Confianza y apuesta por la vida: la tortuga realiza su trabajo: pone los medios, “siembra” sin ver directamente la consecuencia de su esfuerzo. Hace lo que tiene que hacer y luego confía en la cadena de la vida.
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La adicción a la urgencia

Una de las características principales de nuestro mundo actual es la aceleración, la rapidez, los cambios bruscos, la inmediatez. Una expresión muy generalizada en nuestras vidas es decir “no tengo tiempo”. En nuestro contexto actual nos invade la prisa. “Todo tiene que estar terminado para ayer”. La urgencia es el paradigma dominante para muchas personas, y así no se puede vivir en el presente, porque el presente ya es pasado y por tanto difícilmente se proyectará  en un futuro.
Gestionar el tiempo de forma eficiente requiere en primer lugar tener claro a donde queremos ir, que queremos hacer con nuestra vida, o sea tener un claro propósito que nos  proporcione una brújula para indicarnos el norte. Cuando hemos dedicado un tiempo a clarificar nuestros valores y el propósito de nuestra vida, entonces sabremos  priorizar de una forma natural y fácil entre las cosas que son importantes y las que quizás parecen muy urgentes pero en realidad no son importantes.
Las vidas de muchas personas están gobernadas por el reloj, y se pasan el día yendo de un lado para otro atendiendo citas, compromisos, horarios, sin embargo estar moviéndose a gran velocidad no implica necesariamente que  uno esté yendo en la dirección correcta. La sensación agobiante es que cada vez corremos más y curiosamente cada vez tenemos menos tiempo.
  
Cambiar el reloj por la brújula: tener un norte claro

Si en nuestras vidas percibimos que hay una brecha entre el reloj (hacia donde me empujan  a ir las circunstancias, el entorno y los demás), y la brújula (hacia donde siento que debo de ir, de acuerdo a mis valores, visión y principios) se desencadena una lucha interna que puede incluso llevarnos a una crisis existencial.

En la obra de Lewis Caroll, Alicia en el país de las maravillas, hay un interesante dialogo entre el Gato de Cheshire y Alicia:

-Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí - pregunta Alicia.
- Depende mucho del lugar donde quieras ir, contestó el Gato.
- Me da igual donde – dijo Alicia.
- Entonces no importa qué camino sigas – dijo el Gato.
- …siempre que llegue a alguna parte, añadió Alicia, a modo de explicación.
- Ah!, seguro que lo consigues – dijo el gato, si andas lo suficiente.

Como bien afirma el Gato de Cheshire en su dialogo con Alicia, el camino a tomar va a depender de a donde pretendamos llegar. Es fundamental tener un norte bien definido, ya que el propósito y los objetivos orientarán la acción. Se suele afirmar que “el que tiene un por qué, buscará el cómo”. Quien no tiene el norte claro, como el personaje de Alicia, le dará lo mismo elegir un camino que otro. He ahí la importancia de la brújula: no solo hay que realizar actividades, sino que hay que intentar que estás se orienten el la dirección adecuada. Para conectar con nuestro propósito en la vida, debemos hacernos a menudo estas preguntas: ¿Qué es lo que realmente quiero? ¿Qué contribución deseo realizar? ¿Qué objetivos tengo en mi mente? ¿Qué resultados quiero conseguir?
De este modo pasamos a dirigir nuestra vida por el paradigma de la importancia.  Si nuestra misión está bien determinada y alineada con nuestros valores, nuestras decisiones se basarán en priorizar siempre lo que es más importante, sin dejarnos atrapar en la dinámica de hacer solo las cosas más urgentes.
  
Evitar el desperdicio de la energía mental

Otro aspecto al que hay que prestar atención para gestionar el tiempo con efectividad, es saber evitar el desperdicio de nuestra energía física, mental y emocional. El uso incorrecto del tiempo se encuentra estrechamente relacionado con el desperdicio de nuestra energía mental y con la falta de objetivos claros en la vida. Si nuestra mente va muy acelerada con muchos pensamientos inútiles y desperdiciables, tendremos la sensación de que el tiempo se contrae y que siempre vamos corriendo detrás del reloj. En cambio, si el ritmo de nuestros pensamientos se hace más lento tendremos la sensación que el tiempo se expande. Los momentos de silencio nos proporcionan un tiempo de oro para disfrutar de momentos de paz y sosiego,  viviendo más intensamente cada momento presente, sintiendo que somos dueños del tiempo.
  
Instaurar un tiempo de reflexión silenciosa

Alcanzar un estado de equilibrio y claridad mental, así como clarificar nuestras metas y valores, requiere que dediquemos más tiempo a nosotros mismos. En el silencio, a través de la reflexión silenciosa y la meditación,  podemos encontrar un espacio interior de calma y claridad que nos ayude a conectar con nuestro ser, lo cual a la vez nos llevará a utilizar la energía de nuestra mente de forma más correcta y beneficiosa.
El silencio interior nos ayuda a crear la calidad más elevada de pensamientos. Es un estado de paz en la mente y estabilidad emocional, en el cual uno se encuentra más allá de cualquier pensamiento desperdiciable o negativo. Es a través de la práctica de la meditación como podemos  lograr esa experiencia de silencio en nuestras mentes. Con la meditación utilizamos el poder del pensamiento creativo para experimentar el silencio.
  
Tres  pasos a seguir en nuestra práctica meditativa

-        Retraerse: Dedicamos unos momentos a separarnos de la influencia de nuestros pensamientos y nuestro entorno y a tomar control de la mente.
-        Observar: Adoptamos la actitud de ser un observador de nuestros pensamientos, y reflexionamos y decidimos si los queremos mantener en nuestra mente.
-        Dirigir: Suavemente, sin forzar, comenzamos a crear el tipo de pensamientos que deseamos tener.

La práctica de estos tres pasos de una forma regular y sistemática nos puede ayudar a calmar la mente y cambiar la forma que pensamos sobre las situaciones y desafíos de la vida cotidiana. Tendremos más claridad mental y fuerza interior y ello nos capacitará  a dar respuestas efectivas en lugar de reaccionar impulsivamente.
Dejaremos de ser los esclavos del tiempo que son golpeados por las distintas circunstancias y eventos, para pasar a ser los dueños de nuestro tiempo, que tienen su norte claro y gobiernan el barco de su vida con firmeza y sabiduría, avanzando sin prisa pero sin pausa.


14 de julio de 2011

Experiencia de meditación

Claves espirituales para alcanzar la felicidad


Aristóteles afirmó que todo lo que hacemos los seres humanos en este mundo es para lograr la experiencia de la felicidad. Sin embargo, al ser tan importante puede que hagamos cosas erróneas para conseguirlo y como resultado experimentamos un poco de felicidad y también un poco de sufrimiento.
La realidad de la vida de muchas personas es que los momentos de felicidad son muy efímeros y pasajeros. Dedicamos mucho tiempo, dinero y energía  en conseguir una serie de metas y objetivos, desatendiendo nuestro mundo interior, y con el tiempo esta huida de nosotros mismos suele pasarnos factura.

¿Tener, hacer, estar o ser? Cual es la fuente de tu felicidad?
La espiritualidad nos puede ayudar a comprender donde se encuentra la base de una felicidad más solida y duradera. Para ello en primer lugar nos tendríamos que preguntar cual es la fuente principal de nuestra felicidad y en cual de estos verbos se apoya nuestro bienestar y equilibrio. Quizás en  tener una determinada posición en la sociedad, o bien tener una serie de posesiones, o tener prestigio en mi comunidad, tener bastante dinero en el banco, tener un trabajo que me de seguridad, tener una pareja que me comprenda y me quiera, tener unos hijos inteligentes y maravillosos, etc. O quizás  mi felicidad  se basa en hacer determinadas cosas, hacer deporte, hacer un viaje, hacer una actividad concreta, etc. O bien mi fuente de felicidad reside en estar la compañía de unas personas determinadas, o estar en un ambiente positivo y feliz, o estar en una isla paradisíaca y tranquila…..
Si mi felicidad tiene como base principal algunos de estos verbos, (tener, hacer, estar)  he de comprender que todos tienen su apoyo en la temporalidad y la impermanencia, es decir, están sometidos al principio del cambio que rige en nuestras vidas, lo cual nos dice que todas las experiencias en este mundo tiene un principio y un fin, todo es pasajero y temporal. Tal como afirmaba el filosofo griego Heráclito, “lo único permanente es el cambio”. Por tanto si mi felicidad se basa en estos factores temporales y pasajeros,  cuando se terminen, los pierda o se vayan de mi vida, mi felicidad también se irá con ellos.
Partiendo del punto de vista que no hay nada malo en disfrutar de todas las cosas maravillosas que nos ofrece la vida, sin embargo, desde la perspectiva de la espiritualidad nos hacemos una serie de preguntas para intentar comprender mejor este estado de conciencia del ser humano. Si me felicidad tuviera como base principal el “ser”, ello me conectaría  con algo en mi interior que no cambia con el paso del tiempo y que no esta sometido a ese principio de temporalidad que rige en el mundo material. El “ser” me conecta con la dimensión del espíritu, con unos valores y cualidades innatos en la personalidad humana, en definitiva con una energía que es permanente y eterna,  y que llamamos el alma.

 ¿Por qué sufrimos?
El origen del sufrimiento (estados de ansiedad, tristeza, angustia, negatividad, vacío interior, etc.), es decir, cualquier estado emocional que nos produce un malestar o insatisfacción no viene provocado tan solo por nuestras circunstancias o el entorno,  sino por nuestros pensamientos y emociones. Desde la perspectiva espiritual la felicidad no es una experiencia provocada por algo exterior, sino un estado de conciencia que creamos cada uno de nosotros en nuestras mentes. Es nuestra forma de pensar acerca de las cosas que suceden a nuestro alrededor  lo que nos hace felices o infelices, es decir, la forma en que percibimos la realidad exterior y como la interpretamos y procesamos  en nuestras mentes. Por tanto, la forma en que vivimos el presente es lo que determina nuestro estado de felicidad. Como más sepamos vivir con plena conciencia del “Ser” y un estado de atención y presencia cada momento de nuestra vida, más  la felicidad será una experiencia que solo dependerá de nosotros mismos. En el momento que nuestra mente se aleja del momento presente y empieza a recordar el pasado o preocuparse por lo que sucederá en el futuro, o bien a tener deseos de querer esto o aquello,  entonces nuestra felicidad será como el mercurio, que en un momento esta en nuestras manos y al rato siguiente se resbala y escapa entre nuestros dedos sin casi darnos cuenta de ello. Nuestros pensamientos son los que nos hacen sentir felices o desagraciados, no nuestras circunstancias. Cuando más control tengamos sobre la mente, más control tendremos de nuestras vidas y por tanto de nuestra felicidad.

El poder de la actitud
Como nos posicionamos ante la vida, nuestra actitud, también es un aspecto fundamental a la hora de alcanzar la experiencia de la felicidad. Un buen método para ver el aspecto beneficioso en todo lo que nos sucede es hacernos preguntas positivas. En lugar de preguntar: ¿Por qué me tiene que suceder esto a mi?, uno se podría preguntarse: ¿Qué tengo que aprender de esta situación? o ¿cómo puedo beneficiarme de esta experiencia? Si una persona se siente infeliz o deprimida, generalmente ello significa que se está haciendo las preguntas equivocadas. Quizás diez cosas van bien en mi vida, pero una va mal, ¿a que le dedico más atención? si solo pienso en lo que no funciona mis sentimientos serán de desesperanza, ansiedad y preocupación.

Las puertas por donde se escapa la felicidad:
Debemos poner especial atención a las puertas principales por las que a menudo se escapa nuestra felicidad en la mente y que son:
a)      Los deseos insatisfechos generados por la mente y las expectativas que surgen debido a los mismos.
b)     Exceso de pensamientos desperdiciables acerca de lo que sucede en nuestro entorno.
c)      Una baja autoestima, lo cual provoca una falta de aceptación y valoración personal. Se depende mucho de lo que otros piensan o dicen acerca de uno mismo.
d)      No saber soltar el pasado. Falta de habilidad de perdonar y olvidar. Mantener sentimientos de odio o rencor hacia otras personas.
e)      EL apego y la dependencia de ciertas personas, las posesiones, o cualquier cosa temporal de mi entorno.

Decálogo para ser más feliz:
1) Conócete, acéptate y valórate a ti mismo. Desarrolla todo tu potencial.
2) Las cosas esenciales de la vida son las que no se ven. La felicidad no tiene que ver con lo que tenemos, sino en apreciar las pequeñas cosas que nos pasan cada día. La gratitud es la semilla de la abundante felicidad.
3) Uno es todo lo feliz que previamente el mismo se ha propuesto serlo. La felicidad es una elección y una decisión, no una lotería. Aprende a soltar tus apegos y vencerás el miedo.
4) La actitud que adoptas ante la vida es lo que determina tu felicidad. Según como piensas, así es tu vida. Aprende a “ocuparte” sin “preocuparte”
5) Cultiva el sentido del humor. Es esencial saber reírse de uno mismo.
6) Deja que el pasado sea el pasado. Perdónate a ti mismo y perdona a los demás.
7) Busca el equilibrio entre el “ser” y el “hacer”, el silencio y la acción.
8) Toma la responsabilidad de tu vida. Acepta las cosas tal y como te vienen. Evita juzgar a los demás. Aprende a ser el observador imparcial de todo lo que sucede.
9) Aprende a fluir con el momento presente. El pasado es historia, el futuro es un misterio, pero el ahora es un regalo, y por eso le llamamos el presente.
10) Cada día puedes crear felicidad en tu vida si buscas la forma de hacer felices a los demás.