Una persona que internamente está satisfecha tiene una actitud de
gratitud ante la vida. Esta actitud también permite a la persona ser más feliz.
El bienestar interior y la calidad de vida son importantes para desarrollar
esta actitud de agradecimiento. Todos los seres humanos queremos ser felices, sin embargo, no
experimentamos el potencial completo de la felicidad ¿por qué? Todos
experimentamos momentos de felicidad pero no de felicidad constante. Tiene
mucho que ver la calidad de nuestros pensamientos. La forma en como pensamos
acerca de todo lo que sucede es lo que
nos condiciona.
¿Qué sabotea nuestro bienestar interior?
Cuando hay queja o preocupación en nuestra mente hace que no experimentemos esa felicidad constante. A veces vivimos aplazando nuestra felicidad, como si la felicidad nos esperara para el futuro. Pero la felicidad no es un destino a alcanzar, es un camino a recorrer. La calidad de nuestra vida depende en gran medida de la calidad de nuestra mente. Si no cuidamos bien nuestra mente incluso nos puede traer problemas a nivel físico en nuestra salud. La meditación nos ayuda a crear una mente fuerte con pensamientos de más calidad. A veces las heridas emocionales del pasado o sombras de creencias suponen una carga de sufrimiento, hacen que nos enfoquemos de una manera u otra ante las situaciones de la vida. Son programaciones internas que nos influyen aunque no nos demos cuenta. En otros momentos generamos deseos que no está en nuestras manos satisfacer y eso nos crea frustración. Una persona puede tenerlo todo a nivel material y a nivel de relación y, aun así, no ser feliz. Entonces debemos reflexionar: ¿qué me está pasando?, ¿que “boicotea” mi bienestar? En mí día a día ¿qué es lo que me afecta? ¿Qué me desestabiliza? ¿Qué me hace perder mi equilibrio?
Ir más allá de la culpa, la crítica y el victimismo
Normalmente lo que ocurre es que buscamos culpables y/o responsables de lo que nos pasa, somos víctimas de algo. Pero la actitud de echar la culpa a algo o a alguien nos debilita. Soy el creador de lo que pienso, de lo que siento, no puedo buscar siempre culpables fuera soy también responsable de revisarme y cambiar. Es necesario que hagamos un cambio interno, si solo cambio el exterior volverán a surgir los mismos problemas. Es importante ser valiente y honesto para tomar las riendas de mi vida, para enfrentarme a mí mismo. Tengo que aceptar también mi sufrimiento, mis sombras, aprender a perdonarme, a soltar y olvidar. Practicar la capacidad de observar sin emitir juicios morales. Aprender a ver mis debilidades y también mis fortalezas. Trabajar sobre esto lleva un tiempo pero forma parte del proceso. Al meditar estas más estable, más centrado en ti mismo, puedes crear más distancia entre tú y las situaciones, para no absorber la negatividad del entorno ya que si absorbes la negatividad la mente no puede desarrollar una actitud apreciativa. Cada uno de nosotros llevamos unas gafas, unos modelos psicológicos, con los que interpretamos las situaciones, son nuestros modelos de creencias.
¿Qué sabotea nuestro bienestar interior?
Cuando hay queja o preocupación en nuestra mente hace que no experimentemos esa felicidad constante. A veces vivimos aplazando nuestra felicidad, como si la felicidad nos esperara para el futuro. Pero la felicidad no es un destino a alcanzar, es un camino a recorrer. La calidad de nuestra vida depende en gran medida de la calidad de nuestra mente. Si no cuidamos bien nuestra mente incluso nos puede traer problemas a nivel físico en nuestra salud. La meditación nos ayuda a crear una mente fuerte con pensamientos de más calidad. A veces las heridas emocionales del pasado o sombras de creencias suponen una carga de sufrimiento, hacen que nos enfoquemos de una manera u otra ante las situaciones de la vida. Son programaciones internas que nos influyen aunque no nos demos cuenta. En otros momentos generamos deseos que no está en nuestras manos satisfacer y eso nos crea frustración. Una persona puede tenerlo todo a nivel material y a nivel de relación y, aun así, no ser feliz. Entonces debemos reflexionar: ¿qué me está pasando?, ¿que “boicotea” mi bienestar? En mí día a día ¿qué es lo que me afecta? ¿Qué me desestabiliza? ¿Qué me hace perder mi equilibrio?
Ir más allá de la culpa, la crítica y el victimismo
Normalmente lo que ocurre es que buscamos culpables y/o responsables de lo que nos pasa, somos víctimas de algo. Pero la actitud de echar la culpa a algo o a alguien nos debilita. Soy el creador de lo que pienso, de lo que siento, no puedo buscar siempre culpables fuera soy también responsable de revisarme y cambiar. Es necesario que hagamos un cambio interno, si solo cambio el exterior volverán a surgir los mismos problemas. Es importante ser valiente y honesto para tomar las riendas de mi vida, para enfrentarme a mí mismo. Tengo que aceptar también mi sufrimiento, mis sombras, aprender a perdonarme, a soltar y olvidar. Practicar la capacidad de observar sin emitir juicios morales. Aprender a ver mis debilidades y también mis fortalezas. Trabajar sobre esto lleva un tiempo pero forma parte del proceso. Al meditar estas más estable, más centrado en ti mismo, puedes crear más distancia entre tú y las situaciones, para no absorber la negatividad del entorno ya que si absorbes la negatividad la mente no puede desarrollar una actitud apreciativa. Cada uno de nosotros llevamos unas gafas, unos modelos psicológicos, con los que interpretamos las situaciones, son nuestros modelos de creencias.
Algunas metáforas que nos pueden ayudar a interpretar la vida. Según la métafora que utilizas para moverte por el mundo determinará tu nivel de apreciación y gratitud:
1) La
vida es un campo de batalla en la que solo sobreviven los más fuertes o el mundo es como una prisión o un valle de lagrimas y sufrimiento. Esto crea
una actitud defensiva, desconfiada, no apreciativa. 2) La vida es una escuela,
es un campo de aprendizaje. Esta actitud es más positiva y crea otro enfoque. 3) La vida como un
juego. Disfruto de las situaciones , como si fueran un juego, aunque no siempre
gane, ya que en un juego a veces se gana y a veces se pierde. 4) La vida es un lugar de servicio, tengo una misión que cumplir.
Esta actitud me hace pensar en hacer algo por la humanidad y mis semejantes,
ofrecer algo a la vida en retorno a lo mucho que la
vida me da, y no pensar solo tomar de ella. 5) La vida como un teatro,
somos actores, cada uno tenemos nuestro papel, debemos centrarnos en él, disfrutar
del papel que tengo, sin compararme con
otros. 6) Ser como un invitado en la
vida. Esta actitud nos permite ser más
libres, disfrutar más de todo, aunque nada sea nuestro. La inseguridad, el
miedo crean dependencia hacia algo porque temo perderlo. Hay dos energías
básicas que mueven la vida de los seres humanos: La energía del miedo y la energía
del amor. Cuanto menos apegado estoy a las situaciones, a las cosas, más vivo
en la energía del amor. 7) ser como un viajero en la vida. Disfrutas de las
personas con las que te encuentras sin perder la perspectiva de que el viaje es
temporal. Cada compañero tiene un destino
y cada uno tiene su parada, disfruto del viaje disfrutando el presente. Debemos
ser el ejemplo de los valores que queremos ver
en el mundo.
La sencillez es otra clave para desarrollar apreciación por todo lo que nos ofrece la vida. Aprende a vivir de forma sencilla y
piensa de forma elevada.