21 de enero de 2013

INCREMENTAR NUESTRA ENERGÍA


¿Qué es la energía?


El término energía (del griego energeia, actividad, operación y energos = fuerza de acción o fuerza trabajando) tiene diversas acepciones y definiciones, relacionadas con la idea de una capacidad para obrar, transformar o poner en movimiento. A nivel del ser humano, la energía sería la fortaleza física, mental y espiritual que necesitan las personas para mantener una actividad o conseguir que las cosas sucedan.
Por tanto, las personas necesitamos disponer a diario de un buen nivel de energía para realizar todas nuestras actividades y alcanzar los objetivos que nos hayamos propuesto Es de vital importancia conocer en profundidad los distintos niveles de energía  que operan en nuestras vidas, así como los métodos que nos permitirán recargar nuestro ser y  aumentar nuestra fortaleza interna y recursos personales.
La teoría especial de la relatividad formulada por Einstein en 1905 demostró científicamente que todo es energía. Vivimos en un océano de energía, aunque no siempre seamos conscientes de ello. Los seres humanos somos el resultado de la combinación de estas energías. La energía básica fundamental, el ser, es sutil y espiritual. La consciencia espiritual de cada ser humano está integrada en la energía de los cinco elementos de la materia, manifestada en la forma del cuerpo humano. A través de estas formas físicas, cada ser humano está relacionado con todas las demás expresiones de la vida.
Por tanto, podemos afirmar que las personas disponemos de 4 tipos de energía  que están interrelacionadas:

- Energía física:  expresa nuestra capacidad de movimiento y realización de acciones en el plano físico. El cuerpo humano tiene su propia energía, pero diariamente necesita fuentes externas de energía, comida, aire, luz del sol, agua. Sin estas fuentes externas, el cuerpo humano no podría existir.

- Energía emocional: relacionada con el tipo de emociones y sentimientos que tenemos a cada momento. Hay un tipo de emociones negativas como el miedo, la preocupación, la ira, la angustia, etc. que reducen nuestro nivel de energía, y otras emociones que llamaríamos positivas, como la empatía, la comprensión, la alegría, la serenidad, etc. que nos hacen sentir más equilibrado y estables.

- Energía mental:. Los pensamientos positivos son fuente de bienestar y crecimiento personal y nos proporcionan  una energía elevada, con una vibración de alta frecuencia que nos recarga y energetiza. La paz, la sabiduría, el amor, la felicidad, son energías espirituales que nos dan fuerza, entusiasmo y vitalidad. En sentido contrario los pensamientos inútiles y negativos generan una  energía de baja calidad e  improductiva que nos cansa y debilita, además de nublar nuestra capacidad de discernir y decidir.

- Energía espiritual: Es el ultimo nivel de energía y el más importante. Está conectado con nuestro sentido de identidad, que a su vez se va creando por las creencias y hábitos que vamos adquiriendo en nuestra vida. También está influida por  la conciencia que mantenemos a cada momento de nuestras cualidades  y valores intrínsecos. Está energía está influyendo directamente sobre las otras tres y  determinan la calidad de pensamientos que surgen en nuestra mente. Según los pensamientos que tenemos así es nuestra calidad de la vida.
La conciencia de muchas personas está conectada la mayor parte del tiempo con los dos primeros niveles de energía, es decir la física y la emocional. Suelen estar  más enfocadas hacia el mundo exterior, es decir, hacia las relaciones, rutinas, actividad, trabajo, responsabilidades, entretenimiento, etc. Esto provoca un gran desgaste de energías, ya que en esa interacción constante con el mundo exterior nos vemos influidos y absorbemos las energías de los demás y de nuestro entorno, produciéndose lo que denominamos “contagio y contaminación emocional”.
Hemos de ser conscientes de la importancia del pensamiento y  la conciencia espiritual que lo alimenta. Aprender a movernos desde nuestro interior hacia el exterior, en lugar de hacerlo desde afuera hacia dentro.

Incrementar la energía espiritual

Es necesario desarrollar la conciencia que somos algo más que lo físico. Es fundamental crear un tiempo, espacio y atención diaria a conectar con el ser. La meditación, la contemplación, la visualización creativa, paseos en el campo o en las orillas del mar, las lecturas espirituales inspiradoras, escuchar música, practicar yoga, tener conversaciones profundas, etc., nos ayudarán a incrementar este nivel de energía.
 La meditación es uno de los métodos más eficaces para la recarga diaria de la energía espiritual, ya que tiene su base en la concentración en el ser interior y el acceso a las cualidades innatas de paz, amor y fortaleza espiritual.