Una de las posibilidades más increíbles que nos ofrece la vida
humana es la capacidad de experimentar. Esta capacidad que todos poseemos puede
ser expresada en diferentes formas. Podríamos de entrada diferenciar 4 niveles
de experiencia:
- Experiencia sensorial: la que
tenemos a través del uso de los 5 sentidos físicos. Nos permite experimentar la
realidad del mundo material.
- Experiencia emocional: la que
tenemos a través de las relaciones humanas y que se expresa de diferentes
formas: búsqueda de la experiencia de intimidad, cercanía, afecto, pertenencia,
reconocimiento, etc.
- Experiencia intelectual: se expresa
en la necesidad humana de conocer y descubrir los secretos y las leyes de la
vida a través de las diferentes disciplinas del saber (filosofía, psicología,
biología, física, etc.)
- Experiencia espiritual: también se
podría denominar la experiencia mística o devocional. Se expresa a través de diferentes
manifestaciones espirituales o religiosas. Es un tipo de experiencia más
subjetiva y personal que se puede alcanzar a través de estados expandidos de
conciencia.
El campo de experimentación de todas estas diferentes formas de
experiencia es la mente humana. Según el tipo de conciencia que mantenemos en nuestra mente ello nos llevará a un tipo u otro de experiencia.
Equilibrio entre la
razón y el corazón
Un equilibrio fundamental de un ser humano plenamente integrado seria
el equilibrio entre la razón y corazón, el pensamiento y el sentimiento, el ser y el hacer. El exceso de pensamiento
analítico y racional bloquea la experiencia espiritual, sin embargo también es
necesario para llegar a ella. Nuestra
sociedad se ha vuelto adicta al pensamiento científico y racionalista y ha
dejado en el olvido la experiencia espiritual, mística e intuitiva.
En la mente se producen dos actividades, pensar y sentir. Por
ejemplo, cuando recordamos a alguien por quien tenemos un amor especial,
primero pensamos en esa persona, es decir, traemos su imagen a nuestra mente,
luego empezamos a pensar en cosas que nos dijo, en como es, que cualidades
tiene, y en definitiva, en cosas
positivas que nos aporta la relación con esa persona. A partir de ese recuerdo
se generar los sentimientos de amor, respeto, cariño, apreciación, gratitud,
etc. que tenemos hacia ella. También es posible que otras personas traigan
recuerdos negativos a nuestra mente, y eso nos acabe provocando emociones
negativas.
El aprendizaje reflexivo
La práctica del aprendizaje reflexivo nos permite
alcanzar los niveles más profundos de experiencia, y tiene cuatro etapas:
a)Información: Requiere de las capacidad de escuchar, tener curiosidad e interés
en aprender. Es necesario tener una mente abierta. Estar atentos. Necesitamos
escuchar nuevas ideas porque de esta forma podemos desarrollar nuevas
perspectivas.
b) Conocimiento: para
adquirir conocimiento y una comprensión profunda tenemos que reflexionar.
Seleccionamos algunas de estas ideas que recibimos en la primera etapa y profundizamos es su significado. Sin
entendimiento no habrá motivación para ponerlo en la práctica.
c) Sabiduría: Vamos
aplicando las enseñanzas adquiridas en nuestra vida. Adoptamos un compromiso en utilizar ese
conocimiento en la acción. Aprendemos a utilizarlo cuando surgen los retos,
dificultades y problemas. La persona sabia sabe
transformar el conocimiento en acción.
Sabe utilizar las virtudes y los valores para resolver cualquier
conflicto. Hay coherencia entre lo que pensamos, sentimos, decimos y hacemos.
d) Verdad: ¿qué es la
verdad? La verdad es Ser. Nos
convertimos en eso. La verdad por ejemplo es vivir plenamente conscientes de
que somos seres de paz, amorosos,
creativos, compasivos. La información se ha integrado a nivel del sentimiento y
se expresa en la conciencia de forma natural. Hay algo estable que hemos
descubierto en nuestro interior, más allá de los cambios y las influencias de
las situaciones externas. Hemos conectado con una parte de nuestro Ser que es
permanente y que nos proporciona una experiencia estable y duradera de
bienestar, paz y compasión.