Aristóteles afirmó que todo lo
que hacemos los seres humanos en este mundo es para lograr la experiencia de la
felicidad. Sin embargo, al ser tan importante puede que hagamos cosas erróneas
para conseguirlo y como resultado experimentamos a veces felicidad y otras
sufrimiento.
¿Por qué sufrimos?
El origen del sufrimiento (estados de ansiedad,
tristeza, angustia, negatividad, vacío interior, etc.), es decir, cualquier
estado emocional que nos produce un malestar o insatisfacción no viene
provocado tan solo por nuestras circunstancias exteriores o la situación de
nuestro entorno, sino en gran medida por nuestros pensamientos, emociones y sistema de
creencias.
Desde la perspectiva espiritual la felicidad es un
estado de conciencia que creamos cada uno de nosotros en nuestras mentes. Es
nuestra forma de pensar acerca de las cosas que suceden a nuestro alrededor
lo que nos hace felices o infelices, es decir, la forma en que percibimos
la realidad exterior y como la interpretamos y procesamos internamente.
Por tanto, la forma en que vivimos el presente es lo que determina nuestro
estado de felicidad. Como más sepamos vivir con plena conciencia del “Ser” y mantengamos
un estado de atención plena en cada momento de nuestra vida, más la
felicidad será una experiencia que solo dependerá de nosotros.
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