8 de febrero de 2018

CLAVES PARA MANEJAR LA INCERTIDUMBRE


¿Por qué no nos  gusta la incertidumbre?



Los seres humanos nos aferramos de forma natural al mundo conocido, a aquello que es previsible. Somos seres de hábitos y costumbres. Solemos hacer las mismas cosas y esperamos resultados que nos son familiares. Esto nos produce una sensación de control que aporta cierta calma y tranquilidad. Que las cosas sean previsibles reduce la ansiedad. No saber que sucederá mañana genera estrés. También nos dificulta la planificación del futuro.


La denominada “zona de confort” es aquel territorio donde la incertidumbre, la escasez y la vulnerabilidad son mínimos. Es un espacio donde creemos tener el control, sin embargo la vida está llena de imprevistos y esa seguridad que anhelamos es una ilusión. Son la situaciones que nos sacan de esa zona de confort las que nos ayudan a potenciar nuestros recursos internos y creatividad. Enfrentarnos a situaciones graves nos impulsa a sacar lo mejor de nosotros mismos. La incertidumbre nos hace crecer. 


En lugar de intentar controlarlo todo es mejor estar dispuesto a esperar lo inesperado.  Si sabemos gestionar nuestros miedos, si aceptamos que la vida es aventura, cambio y sorpresa constante, aprenderemos a navegar por el rio de la vida y abrirnos a nuevas posibilidades.


Si tuviéramos certidumbre permanente acerca de todo la vida se nos haría muy monótona y aburrida. Vivir es una permanente exposición a lo inesperado. Si en lugar de intentar controlar los sucesos que acontecen en nuestras vidas lo observamos todo como una oportunidad de aprender, crecer, jugar y seguir avanzando disfrutaremos mucho más de la aventura de vivir.



Claves para manejar la incertidumbre y utilizarla en nuestro beneficio



- Si superamos la creencia de que podemos tener el control de todo, podemos movernos a nuevo espacio mental donde reside nuestro verdadero poder y que es: “La capacidad que tenemos los seres humanos de elegir como respondemos a los estímulos y situaciones externas”. Debemos hacernos a menudo la pregunta: ¿Desde que lugar me enfrento a los retos y desafíos de la vida?  ¿adopto el papel de victima o soy proactivo y creativo?



- Observar y revisar nuestro dialogo interior y la aparición en nuestra mente de creencias que nos generar limitaciones y bloqueos. Pensamientos tales como “todo me sale mal” “esto no tiene solución”, “a mi edad es muy difícil cambiar”, etc. nos van a dificultar ver el regalo que nos trae cada momento y situación.



- Analizar el plan que diseñamos en el pasado. Sino funcionó siempre podemos elaborar uno nuevo para corregir los errores. Es importante está abierto al feed back de otros y ser flexible mentalmente para hacer los cambios necesarios.



- Reconocer nuestra capacidad de influir en las circunstancias y personas de nuestro entorno. El conocimiento tanto interior como exterior es una de las claves principales para transformar nuestra percepción de la realidad. 


- Prepararnos para lo posible pero tener en cuenta lo probable e incierto. Mientras más variables podamos manejar más efectivos seremos. También podremos estar preparados y anticiparnos a los cambios e imprevistos que surjan en nuestro camino. Los maestros del ajedrez tienen la capacidad de prever hasta catorce posibles jugadas diferentes que puede hacer su oponente, y en función de ello preparar la mejor estrategia posible para ganar la partida.



- Estabilizarnos  en nuestro centro y experimentar serenidad. Aprender a ser un observador imparcial de las situaciones que acontecen. Evitando los juicios  tendremos más capacidad mental y emocional de generar respuestas efectivas. No olvidar que solo podemos controlar nuestra actitud. Una mente serena y tranquila genera poder y confianza. Ralentizar nuestra vida cuando hay turbulencias emocionales. Meditar, centrarnos, escuchar nuestra voz interior y así podremos pensar y sentir con más lucidez y claridad.

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