La palabra emoción viene del latin “emotio”, que a su vez
tiene su origen en el verbo emovere, que significa mover, impresionar. La
emoción es algo que nos saca de nuestro estado habitual de conciencia. Una energía
se mueve con intensidad en nuestro interior y crea fuertes turbulencias en
nuestra mente.
Las emociones están conectadas con el ego y el apego. Detrás
de todo estado emocional muy alterado suele haber algún apego y conectado al
apego siempre hay algún miedo. Por tanto podríamos describir que la emoción es
la alteración de la energía de nuestra conciencia cuando el objeto de nuestro
apego es dañado, se ve amenazado, es desplazado o se ha perdido.
El ciclo de las
emociones tóxicas
Esencialmente hay tres familias de emociones tóxicas, es
decir, tres tipos de agitación, tres tipos de perturbaciones que creamos y
sentimos en nuestra conciencia cuando nos identificamos con algo que no somos.
Son la tristeza, el enojo y el miedo, y funcionan en una perfecta armonía
circular.
¿Por qué creamos y sentimos la tristeza? Siempre es porque
creemos que hemos perdido algo. La tristeza viene tras una sensación de
pérdida. Si con el tiempo tienes muchas pérdidas y creas muchos momentos de
tristeza se instalará la depresión.
Al cabo de un tiempo la tristeza pasa y se convierte en
enojo, porque intentamos culpar a alguien o algo de nuestra pérdida, por
nuestra pena y dolor emocional. Buscamos a alguien sobre el cual proyectar
nuestro dolor y empezamos a jugar el juego de la culpa.
Al cabo de un tiempo el enojo también pasará y se convertirá
en miedo. Creamos miedo de que pueda volver a suceder. Nace una nueva
preocupación. La preocupación es miedo.
Recuperar el equilibrio
emocional
La única forma de romper este ciclo de emociones tóxicas y de
sufrimiento es darse cuenta que no tenemos nada que perder, lo cual significa
darse cuenta de que, primero y principal, nunca podemos poseer nada. Es el
apego a nuestra creencia de que podemos poseer cosas lo que causa el apego o identificación
y que a su vez es la causa de nuestro sufrimiento mental-emocional.
No es posible romper el ciclo del sufrimiento hasta que no
tomemos conciencia de quien somos en verdad. Cuando accedemos a nuestro espacio
interior y conectamos con la conciencia de nuestro ser real y eterno, podremos
hallar una fuente perdurable de paz y una intención pura y natural de dar
nuestro yo y de conectarnos con otros, lo cual es amor.
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