Leon Tolstoi afirmó que “la mayor motivación del espíritu humano
es lograr la libertad”. Nacemos como seres libres pero a lo largo de nuestra
vida vamos creando una serie de ataduras mentales, emocionales y físicas que
van limitando nuestra capacidad de elegir. Cualquier cosa de la cual nos hagamos
dependientes tendrá poder sobre nosotros. Si dependemos en exceso de alguna
persona, objeto situación, etc., eso controlará también nuestro estado anímico,
humor y sentimientos. Esa dependencia
puede que nos haga sentir bien
temporalmente, pero en otros momentos quizás nos provoque sufrimiento,
angustia, tristeza, decepción, etc..
En este articulo quiero hacer una reflexión sobre la libertad que
va desde el interior hacia el exterior del ser humano, y no tan solo de la
libertad en términos físicos o de espacio. El ideal sería lograr una libertad
que viene de un estado de “ser” y que nos pueda ayudar a salir de la tela de araña
ido que hemos creando en nuestras vidas y en la cual finalmente nos hemos
quedado atrapados.
¿De que hablamos cuando
decimos “dependencia”?
Es evidente que a nivel físico todos dependemos de algunas cosas a
nivel externo, ya que sin aire, sol, agua o comida no podríamos sobrevivir.
Pero a nivel de la conciencia o el ser, la dependencia tendría que ver con la
identificación y el tomar soporte de cualquier cosa que sea impermanente. Cuando apegamos nuestro corazón a cualquier
persona, objeto o posición temporal, eso crea una fuerte influencia sobre
nuestra mente, lo cual dará nacimiento a dos poderosas emociones que
condicionarán nuestra libertad; el miedo y la inseguridad.
La dependencia emocional o mental es también una señal de vacío y
desconexión espiritual. Como más dependencias creamos más incrementa la
sensación de vacío internamente, lo cual provoca la aparición de nuevos deseos y una búsqueda más intensa en el exterior para lograr la satisfacción de
los mismos. Ello finalmente nos puede llevar a estados de adicción y pérdida de
nuestra dignidad y autoestima. Otras dependencias en la que podemos caer serian;
ciertas creencias limitantes que hemos
ido creando acerca de nosotros mismos, la necesidad de obtener alabanza,
reconocimiento y respeto de los demás, o la dependencia de lo que otros piensen
de mi, etc..
Es necesario realizar en
primer lugar un trabajo interior a través de la reflexión y la meditación que
nos permita conectar de nuevo con nuestro sentido de identidad esencial y
verdadero. Hacer esté trabajo interior dependerá a su vez de cuan intensa sea
nuestra voluntad de lograr ese estado de libertad. Cuando nos conectamos de
nuevo con el sentido de identidad del ser, el alma, empezamos a reconocer
nuestros valores esenciales, nuestras virtudes y cualidades, en definitiva, conectamos
con nuestra singularidad y valor como seres humanos. También nos alineamos con nuestro sentido de
propósito, aquello que da sentido a nuestra vida. Estos dos pilares, claro
sentido de identidad y de propósito se convertirán en nuestra brújula interior.
Cultivar el amor
verdadero y el desapego
En la naturaleza humana hay un anhelo profundo de experimentar
pertenencia, ya sea a través de una
familia, un país, un clan, una comunidad o un equipo de futbol. Ese deseo de
pertenencia es natural en el ser humano. No estamos diseñados para vivir
aislados o en soledad, sino que somos seres sociales y por tanto buscamos vivir
en comunidad y compartir con otras personas. El amor es una energía que nace de
nuestro ser y nos vincula y une con otros, por eso amamos y compartimos. Sin
embargo esa expresión de amor debería estar combinada con el desapego, el cual es
sinónimo de libertad. Desapego entendido como respeto a la individualidad de
los demás, el no buscar poseer, controlar o manipular a aquellas personas a
quienes amamos, el dejarles que elijan su propio camino aunque pensemos que no
es el que más les convenga…. Cuando una persona a cultivado la virtud del
desapego de forma sana y correcta puede vivir y estar con todo el mundo, pero a
la vez internamente se sentirá libre y no dependerá de nadie.
Termino este artículo con otra cita de George Bernard Shaw: “la
libertad significa responsabilidad, es por eso que los hombres le tienen tanto
miedo”
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