En
estos tiempos en que la inestabilidad profesional y personal parece que se ha
instalado definitivamente en nuestras vidas, constatamos la aparición en
nosotros mismos y en los demás de todo un conjunto de sentimientos y emociones
que de dejar que nos introduzcan en una espiral de desencanto y pesimismo
pueden llegar a paralizarnos en nuestro quehacer diario a la vez que influir de
manera negativa en nuestros proyectos futuros.
Hoy
más que nunca es importante buscar y mantener una actitud flexible y positiva ante los
inconvenientes que se nos presentan, a la vez que hemos de intentar buscar aquellas
pequeñas estrategias que pueden mejorar nuestro entorno cotidiano sin olvidar
que cada uno de nosotros a contribuido
de alguna forma u otra a crear la
realidad en la que vivimos en la
actualidad, porque juntos hemos creado el consumismo y el materialismo de la
sociedad de nuestros días.
El
Paradigma materialista en el que vivimos la mayoría de seres humanos en nuestra
civilización, está basado en seguir tomando y consumiendo de la sociedad y de
la naturaleza, sin pensar que nuestra relación
con el entorno debería estar basada, como en toda relación de carácter positivo,
en un dar y recibir. Se cae con demasiada facilidad en el “yo necesito”, y por
tanto solo se piensa en tomar, y satisfacer nuestras necesidades y las de
aquellos más cercanos. Este paradigma se basa en el principio “sigue tomando de
lo que hay ahí fuera, y no pienses en el mañana”. Continuar teniendo como base
esta manera de ser y actuar tan solo conseguiremos consumir hasta su finiquitad
los recursos sociales y naturales de que disponemos.
Otro
paradigma es posible, el llamado espiritual que nos dice que en nuestro
interior hay muchos recursos, y si aprendemos a ser conscientes de ellos ya no va
a ser tan necesario seguir tomando del
exterior. El paradigma espiritual nos dice: “empieza a trabajar desde tu
interior”. En la medida que voy conociendo en profundidad mi identidad
espiritual, puedo conocer la verdad y los valores que hay en mi interior y como
consecuencia directa tendré más confianza en mi mismo, mejorar mi autoestima y
me sentiré más estable en todos los aspectos de la vida.
Hemos
de aceptar que una de las leyes de la naturaleza es que todo cambia constantemente
y que estos cambios son necesarios. Mi cuerpo cambia cada dia que pasa, mis
relaciones también, y la calidad de mis circunstancias no permanecen siempre
igual, sin embargo, en mi ser interior puedo encontrar un punto de estabilidad
que me permita afrontar y asumir estos cambios con el menor gasto emocional y
personal posible. En todo huracán, hay un punto en el centro de la tormenta
donde se está a salvo. Ese es un espacio de calma que simboliza el aprender a
ir hacia el interior cuando los vientos de las circunstancias y situaciones
soplan con mucha fuerza. Ese centro de estabilidad interno es un punto de calma
que nos permite descubrir la paz y la armonía que hay en todos nosotros. El
primer paso si quiero conseguir estabilidad en la vida es dedicar un tiempo para
mi mismo, para conocerme mejor y descubrir esas potencialidades y recursos
internos de que todos disponemos. El camino del crecimiento personal nos dice ”conócete
a ti mismo”. Conocernos en dos direcciones, por un lado conocer y aceptar
nuestra belleza y bondad que son el potencial más elevado que hay en mi ser; pero
al mismo tiempo conocer y aceptar nuestras debilidades e imperfecciones para
así intentar mejorar. Cuando se sabe quien se es, podemos fortalecer nuestra positividad
y reducir la negatividad. El silencio interior y la práctica de la meditación
nos ayudan a reencontrar un espacio en nuestra mente y recuperar la paz que nos
permite conectamos con nuestra esencia espiritual.
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