19 de septiembre de 2011

Valores en la Educación





Viendo el estado actual de nuestra sociedad en la cual dominan unos valores cada día más materialistas, a buen seguro que más de uno se planteará las siguientes preguntas; ¿está evolucionando nuestra sociedad en el plano ético y espiritual al mismo ritmo que lo está haciendo la ciencia y la tecnólogia? ¿Hacia que futuro se está encaminando nuestro mundo?; ¿Es el hombre bueno por naturaleza, o bien como decia el filósofo Hobbes, el hombre es un lobo para el hombre?
Considero esencial el tratamiento de éste aspecto, ya que si decimos que el ser humano tiene como naturaleza intrinseca una serie de rasgos negativos, como la ira, la agresividad, el egoismo, etc., entonces no creyendo en la naturaleza intrinsecamente buena y pacífica del ser humano, nos será realmente dificil concebir que pueda existir una sociedad en la que no hayan guerras, desigualdades, odios, competición, etc., ya que si consideramos esos rasgos de violencia o egoismo como inherentes a la naturaleza humana, la conclusión a la que llegaremos será que es inevitable que existan esos conflictos entre los pueblos y las naciones.
Por otro lado, sería posible concebir una sociedad pacífica si aceptamos como válido el planteamiento de que el ser humano es bueno y pacífico por naturaleza, y que es el entorno hostil en el que crece y se desarrolla el que le puede influir negativamente y crear unos rasgos violentos o agresivos en su personalidad. Así por ejemplo, si un niño recibe un amor incondicional de sus padres en su infancia, es muy problable que habiendo desarrollado su lado afectivo durante esos primeros años de su vida, en el futuro eso ayudará a que su naturaleza sea más sociable, amistosa y pacífica que la de otros niños que hayan crecido en ambientes faltos de ese amor que es tan esencial durante los primeros años de su vida para el buen desarrollo de su autoestima. Hoy en día son muchos los  psícologos que coinciden en afirmar que los siete primeros años de la vida de un niño son de gran importancia a la hora de configurar su futura personalidad y su equilibrio emocional y afectivo.
Por ello son de gran importancia los valores que se le transmitan al menor en esa edad, ya que los valores son como el corazón de nuestra personalidad, y lo que determinan aquello que es lo más importante para nosotros en esta vida, motivando nuestras decisiones y comportamiento y en definitiva, marcan el rumbo que adoptamos en nuestra vida.
Hoy en día, vivimos en una cultura que valora más el hacer, tener y aparentar que no el ser (ser una persona integra, educada o humilde es algo que muchas veces la gente no valora en su justa medida), y en donde los valores más materialistas (posesividad, competitividad, acumulación de bienes o dinero, etc,) se aprecian más que los espirituales (altruismo, solidaridad, generosidad, etc.). Entonces lo que ocurre es que si los valores que son más importantes para la mayoria de la sociedad son los materiales y además son los que constantemente se están fomentando en los medios de comunicación, la escuela, etc., eso no llevará irremediablemente a que su influencia se esparza a todos los ámbitos de nuestra sociedad, influyendo desde los más jovenes a los más mayores y creando un tipo de cultura que solo busca el enriquecimiento rápido, la acumulación de riqueza, el culto a la apariencia física y el placer de los sentidos.
Sin embargo, parece cada vez más evidente que todas las posesiones materiales y las riquezas físicas no proporcionan una verdadera felicidad, si su utilización y disfrute no va acompañado de una sólida formación ética y espirtual. Y eso viene demostrado por elevado número de personas  que día a día están buscando el restablecimiento de unos principios éticos y espirituales que gobiernen la conducta del ser humano. De ello parecen incluso estar tomando conciencia los diferentes gobiernos de las naciones, quienes se están dando cuenta que  es a través de la educación como más se puede influir en restablecer unos valores positivos. Prueba evidente de lo que decimos es la reciente Reforma Educativa habida en nuestro pais, la cual concede una importancia mucho mayor al area de los ejes transversales, en la cual está incluida la educación en valores.

EDUCAR PARA LA VIDA

Cuando decimos educar en valores, ¿a qué valores nos referimos?; ¿Existen unos principios o valores que pudieramos llamar universales e inmutables, que trasciendan a la variedad de culturas, nacionalidades y religiones existentes en el mundo?
Todo ser humano posee unos valores innatos que se expresan de forma diferente de acuerdo a la identidad individual de cada uno. Luego las personas intregradas en grupos sociales también mainfiestan unos valores comunes (de acuerdo a unas mismas mismas pautas culturales). Así pues, podemos observar como cada pais y nación expresan una serie de valores, los cuales se han creado por algo que ha sido común en los integrantes de esa nación.
Sin embargo, lo que sucede hoy en día es que nos hemos desconectado de la fuente de la que vienen esos valores, y entonces esos valores no se viven, y eso es como trabajar en la oscuridad. Por tanto si ahora queremos despertar de nuevo nuestros valores debemos de regresar a la fuente, es decir hacia nosotros mismos. Cada uno de nosotros tiene tiene esos valores en si mismo, y si experimentamos con ellos podremos saber lo que son y los viviremos. Si queremos entender los valores debemos comprender que ha llegado el momento de entendernos en primer lugar a nosotros mismos.
Así pues, los valores dan una dirección a una sociedad y también dan un sentimiento  de identidad. Hay diferentes tipos de valores: personales, sociales y espirituales. Los valores personales y sociales vienen determinados por el entorno social, religioso, cultural e ideólogico en el que hemos nacido y nos hemos educado.Pero los valores espirituales como la tolerancia, el amor, la paz, el respeto, etc. vienen de lo que llamamos principios de la vida, que son leyes eternas e inmutables, que rigen en todo el Universo.
Estos principios de la vida lo podemos encontrar en el interior de cada ser humano y están motivando nuestras acciones y decisiones a cada momento. Para mantener vivos esos valores primero que todo hemos de revisar nuestro comportamiento, e incluso antes que eso poner atención a hablar y pensar correctamente, ya que los pensamientos son la semilla de nuestras acciones.
En latín, educación significa “educere”, que quiere decir hacer emerger, sacar lo mejor del interior hacia afuera a través del conocimiento espiritual y el silencio. Sabiduria y silencio, estas son las dos alas del aprendizaje y con ellas podemos volar muy alto.

El silencio lo podemos practicar de tres formas:
1) Reflexión: que es pensar en profundidad. Cuanto más a lo profundo de una idea voy, más puedo obtener una mejor comprensión  de la misma y mejor decisiones podré tomar.
2) Concentración: Viene de la reflexión, y viene cuando empiezo a permanecer estabilizado en un pensamiento o una idea, obteniendo finalmente una experiencia.
3) Quietud: El silencio es quietud, que quiere decir un foco puro, una atención pura, la mente no crea pensamientos. No solo está concentrada sino que también está experimentando.
Para alcanzar esa experiencia de silencio que me lleve a hacer emerger esos valores innatos, en primer lugar necesito tener un conocimento apropiado acerca de la verdadera naturaleza de mi ser, mi verdadera identidad, que es la de un ser espiritual. Nosotros no somos seres humanos que que estamos buscando tener una experiencia de lo divino, sino que somos seres espirituales que estamos teniendo una experiencia en el mundo humano.
Redescubriendo esa identidad espiritual a través de la reflexión y la meditación, podemos elevarnos de nuevo a una conciencia más libre y ilimitada, lo cual puede ser un camino para la transformación de todo el pesar y sufrimiento que parte de nuestro mundo está experimentando en la actualidad. Es en la transformación de cada uno de nosotros es donde se encuentra la clave para convertir nuestro planeta en un lugar más pacífico, libre, justo y armonioso.

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