14 de julio de 2011

Claves espirituales para alcanzar la felicidad


Aristóteles afirmó que todo lo que hacemos los seres humanos en este mundo es para lograr la experiencia de la felicidad. Sin embargo, al ser tan importante puede que hagamos cosas erróneas para conseguirlo y como resultado experimentamos un poco de felicidad y también un poco de sufrimiento.
La realidad de la vida de muchas personas es que los momentos de felicidad son muy efímeros y pasajeros. Dedicamos mucho tiempo, dinero y energía  en conseguir una serie de metas y objetivos, desatendiendo nuestro mundo interior, y con el tiempo esta huida de nosotros mismos suele pasarnos factura.

¿Tener, hacer, estar o ser? Cual es la fuente de tu felicidad?
La espiritualidad nos puede ayudar a comprender donde se encuentra la base de una felicidad más solida y duradera. Para ello en primer lugar nos tendríamos que preguntar cual es la fuente principal de nuestra felicidad y en cual de estos verbos se apoya nuestro bienestar y equilibrio. Quizás en  tener una determinada posición en la sociedad, o bien tener una serie de posesiones, o tener prestigio en mi comunidad, tener bastante dinero en el banco, tener un trabajo que me de seguridad, tener una pareja que me comprenda y me quiera, tener unos hijos inteligentes y maravillosos, etc. O quizás  mi felicidad  se basa en hacer determinadas cosas, hacer deporte, hacer un viaje, hacer una actividad concreta, etc. O bien mi fuente de felicidad reside en estar la compañía de unas personas determinadas, o estar en un ambiente positivo y feliz, o estar en una isla paradisíaca y tranquila…..
Si mi felicidad tiene como base principal algunos de estos verbos, (tener, hacer, estar)  he de comprender que todos tienen su apoyo en la temporalidad y la impermanencia, es decir, están sometidos al principio del cambio que rige en nuestras vidas, lo cual nos dice que todas las experiencias en este mundo tiene un principio y un fin, todo es pasajero y temporal. Tal como afirmaba el filosofo griego Heráclito, “lo único permanente es el cambio”. Por tanto si mi felicidad se basa en estos factores temporales y pasajeros,  cuando se terminen, los pierda o se vayan de mi vida, mi felicidad también se irá con ellos.
Partiendo del punto de vista que no hay nada malo en disfrutar de todas las cosas maravillosas que nos ofrece la vida, sin embargo, desde la perspectiva de la espiritualidad nos hacemos una serie de preguntas para intentar comprender mejor este estado de conciencia del ser humano. Si me felicidad tuviera como base principal el “ser”, ello me conectaría  con algo en mi interior que no cambia con el paso del tiempo y que no esta sometido a ese principio de temporalidad que rige en el mundo material. El “ser” me conecta con la dimensión del espíritu, con unos valores y cualidades innatos en la personalidad humana, en definitiva con una energía que es permanente y eterna,  y que llamamos el alma.

 ¿Por qué sufrimos?
El origen del sufrimiento (estados de ansiedad, tristeza, angustia, negatividad, vacío interior, etc.), es decir, cualquier estado emocional que nos produce un malestar o insatisfacción no viene provocado tan solo por nuestras circunstancias o el entorno,  sino por nuestros pensamientos y emociones. Desde la perspectiva espiritual la felicidad no es una experiencia provocada por algo exterior, sino un estado de conciencia que creamos cada uno de nosotros en nuestras mentes. Es nuestra forma de pensar acerca de las cosas que suceden a nuestro alrededor  lo que nos hace felices o infelices, es decir, la forma en que percibimos la realidad exterior y como la interpretamos y procesamos  en nuestras mentes. Por tanto, la forma en que vivimos el presente es lo que determina nuestro estado de felicidad. Como más sepamos vivir con plena conciencia del “Ser” y un estado de atención y presencia cada momento de nuestra vida, más  la felicidad será una experiencia que solo dependerá de nosotros mismos. En el momento que nuestra mente se aleja del momento presente y empieza a recordar el pasado o preocuparse por lo que sucederá en el futuro, o bien a tener deseos de querer esto o aquello,  entonces nuestra felicidad será como el mercurio, que en un momento esta en nuestras manos y al rato siguiente se resbala y escapa entre nuestros dedos sin casi darnos cuenta de ello. Nuestros pensamientos son los que nos hacen sentir felices o desagraciados, no nuestras circunstancias. Cuando más control tengamos sobre la mente, más control tendremos de nuestras vidas y por tanto de nuestra felicidad.

El poder de la actitud
Como nos posicionamos ante la vida, nuestra actitud, también es un aspecto fundamental a la hora de alcanzar la experiencia de la felicidad. Un buen método para ver el aspecto beneficioso en todo lo que nos sucede es hacernos preguntas positivas. En lugar de preguntar: ¿Por qué me tiene que suceder esto a mi?, uno se podría preguntarse: ¿Qué tengo que aprender de esta situación? o ¿cómo puedo beneficiarme de esta experiencia? Si una persona se siente infeliz o deprimida, generalmente ello significa que se está haciendo las preguntas equivocadas. Quizás diez cosas van bien en mi vida, pero una va mal, ¿a que le dedico más atención? si solo pienso en lo que no funciona mis sentimientos serán de desesperanza, ansiedad y preocupación.

Las puertas por donde se escapa la felicidad:
Debemos poner especial atención a las puertas principales por las que a menudo se escapa nuestra felicidad en la mente y que son:
a)      Los deseos insatisfechos generados por la mente y las expectativas que surgen debido a los mismos.
b)     Exceso de pensamientos desperdiciables acerca de lo que sucede en nuestro entorno.
c)      Una baja autoestima, lo cual provoca una falta de aceptación y valoración personal. Se depende mucho de lo que otros piensan o dicen acerca de uno mismo.
d)      No saber soltar el pasado. Falta de habilidad de perdonar y olvidar. Mantener sentimientos de odio o rencor hacia otras personas.
e)      EL apego y la dependencia de ciertas personas, las posesiones, o cualquier cosa temporal de mi entorno.

Decálogo para ser más feliz:
1) Conócete, acéptate y valórate a ti mismo. Desarrolla todo tu potencial.
2) Las cosas esenciales de la vida son las que no se ven. La felicidad no tiene que ver con lo que tenemos, sino en apreciar las pequeñas cosas que nos pasan cada día. La gratitud es la semilla de la abundante felicidad.
3) Uno es todo lo feliz que previamente el mismo se ha propuesto serlo. La felicidad es una elección y una decisión, no una lotería. Aprende a soltar tus apegos y vencerás el miedo.
4) La actitud que adoptas ante la vida es lo que determina tu felicidad. Según como piensas, así es tu vida. Aprende a “ocuparte” sin “preocuparte”
5) Cultiva el sentido del humor. Es esencial saber reírse de uno mismo.
6) Deja que el pasado sea el pasado. Perdónate a ti mismo y perdona a los demás.
7) Busca el equilibrio entre el “ser” y el “hacer”, el silencio y la acción.
8) Toma la responsabilidad de tu vida. Acepta las cosas tal y como te vienen. Evita juzgar a los demás. Aprende a ser el observador imparcial de todo lo que sucede.
9) Aprende a fluir con el momento presente. El pasado es historia, el futuro es un misterio, pero el ahora es un regalo, y por eso le llamamos el presente.
10) Cada día puedes crear felicidad en tu vida si buscas la forma de hacer felices a los demás.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Maravilloso, pero quizás solo solucione parte de los problemas, porque parece un poco utópico con respecto a la naturaleza humana -social.